martes, 27 de enero de 2015

Escribir nuestra libertad con A de anarquía.

El rozar lento de sus manos.
El calor de sus caricias.
El agitar calmado de nuestros fuegos. 

El palpitar lento de mi pecho...


Somos como dos mares encontrados y solitarios.
Dos fuegos enfrentados y furiosos.

Somos dos almas perdidas que encuentran su camino:
el que marcan nuestros cuerpos consumidos por la locura.