martes, 22 de noviembre de 2011

Si pudiera.



Si pudiera cantar, si pudiera escribir.
En una sola canción, en un solo poema.
Todo, todo y absolutamente todo
lo que pasa por mi mente cuando escucho tu nombre.
Esa sería la mayor obra de la historia,
y llenaría las vidas agenas con sus versos, para por fin, ser libre.

"Si pudiera, desterrar de mi la esperanza de verte.
[...]
Y esta noche duermo solo y quizás te encuentre en mis sueños,
que es dónde sólo te puedo encontrar"

Oleaje en medio del mar.



El vaivén de las olas.
Placentero sonido.
Glopes secos que amoratan mi cintura.
Soplo de viento, acaríciame lentamente.
“Mar, cubre mi cuerpo desnudo [...]"

Vuelvo al mundo real,
gimo, y dejo que el fervor de la olas,
el traquetear palpitante del mar chocando con las rocas,
la suave bisa, la iracunda tempestad…

Dejo que se apoderen de mi.
Dejo que la marea se lleve mi cuepo inerte.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Allí, dónde un día te amé.



La cama es un lugar seguro, aún conserva el perfume de su cuerpo, el perfume de sus cuerpos al entrelazarse. Allí imagina que lo vuelve a tener. Allí puede rememorarlo sin temor a que las lágrimas vuelvan a brotar de sus ojos. Pues allí es dónde empieza y donde termina la realidad y la ficción, dónde se intercalan el mundo real con el que ella desea que sea real.
Su cama para ella es un portal hacia su mundo idílico de dónde él es el protagonista.

Pone un pie en el suelo y el frío helador se apodera de ella.
Desnuda, frente al espejo se mira de arriba abajo y sin poder remediarlo se echa a llorar. Aquel fue el cuerpo que él amó, aquel fue el cuerpo que él tuvo entre sus brazos. El cuerpo que acarició y del que no se quería despegar cuando llegaba el día.
Necio y absurdo amor que creía que me regalabas.

Final.


Cuando se acabe el tiempo.
Cuando el viento deje de soplar.
Cuando el Sol se canse de alumbrar.
Cuando Dios deje de perdonar.
Cuando la Tierra muera,
cuando nada más que rendirse queda.
Cuando Jesús conduzca a sus caballeros.
El día que "Dios no se callará".
El día del Juicio final.

Cuando llegue mi turno
me arrodillaré.
Temeré su feroz y vil aliento.
Cuando llegue mi última mención.
Cuando me recrimine que mi mayor castigo
fue el quererte.
Cuando me obligue a olvidar.
Olvidar tu cara.
Olvidar tus palabras.
Me prometerá que más allá,
entre la materia informe
aprenderé a vivir sin ti.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Contradicciones.



Lloro lágrimas inexistentes.
Sufro por algo que jamás me hirió.
Muero por algo que me inyectó vida.
Vivo solitaria por temor a la compañía.
Río por la ironía del destino.

Juré.


Juré que no me enamoraría nunca más.
Y ya me ves, muriendo de nuevo de amor.
Atada a un eje platónico.

Juré que de mis ojos no emanaría ni una sola lágrima más.
Y ya me ves, escondiéndome por los rincones.

Juré que no me ataría a cosas banales.
Y ya me ves, rompiendo las cadenas que me atan a ti.

Mi cordura se demorona.
La sensated se evapora.

Las neuronas se colapsan.
Los estímulos nerviosos viajan,
sin freno y a ninguna parte.

Los recuerdos se agolpan en mi mente.
Me asfixian.

Convulsiono agonizante mientras muero.
Cierro los ojos.

Las lágrimas quieren volver a salir
tras los párpados eternamente sellados.

¡Adiós, mi vida vacía!

sábado, 12 de noviembre de 2011

Atrapada, sin salida.


Encerrada en un amasijo de contradicciones.
Atrapada en un cuerpo corruptible.
Atada a lo banal.
Atada y confundida.

Ahogada en un profundo mar de dudas.
Sumida en un llanto interminable.
Aprisionada entre las fronteras de una sombra.
Atada de pies y manos,
mirando al final, esperando
a que venga a buscarme.

Tirada en medio del desierto.
Enterrada en vida
en un ataúd forjado de prepotencia.
Vacía, con los sentimientos arrancados de cuajo.
Vacía, con una sonrisa pintada en la cara.

sábado, 5 de noviembre de 2011

La vida te depara cosas maravillosas.


La vida te depara cosas maravillosas.

¿De qué vale llorar por mariposas descontroladas?
¿Por palabras que se tornan realidad, pero tan sólo en tus sueños?

Un olor fugaz.
El aroma de nuestros cuerpos.
Ardiente y efímero estremecer de tus caricias.

Dolor punzante por el olvido.

No me aman, y no sé amar.

Soy un lago oscuro, desamparado.
Un ténue rayo de luz.

Lágrimas sin dueño.
Largos ríos de amargura.
Hiel de mis heridas.

¿De qué vale llorar por algo que hemos creado?

Pero recuerda que el ser humano,
es la medida de todas las cosas.
Tú, tan sólo tú,
decides que es bello,
decides lo que te hará ser feliz.

Decidirás lo que te hace sufrir.
Decidirás que puedes quebrar todas esas barreras,
para ver más allá del muro del sufrimiento.

Porque la vida te depara cosas maravillosas.
El destino no te ha confiado tu propia vida por capricho.


We must be over the rainbow.