lunes, 2 de mayo de 2011

Indiferencia.


Fuego. Hielo.
Te quemas. Te congelas.
Intentas sumirte en un mar de silencio.
Deseas ahogarte en un falso e inexistente mundo de olvido, de indiferencia.
¿Realmente quieres?
Ser indiferente significa rendirte.
Ser indiferente es no luchar.
Ser indiferente es conformarte con el dolor.
Porque el mundo puede cambiar.
Porque puede ser un lugar maravilloso.
Y estes ríos de lava ardiente
podrían ser sustituídos por ríos de agua clara.
Ríos donde no cabe ni una lágrima más.
Pues desembocaron en el mar de la esperanza.

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