martes, 10 de febrero de 2015

El ángel que quise ser.

La imbécil.

                                                     La condenada.

La que cae siempre con la misma piedra.
La que va contemplar estrellas a ninguna parte.
La que juraba que no iba a dejar que su corazón se desbocara.

Sola, recluida en el silencio, y gritando al eco de las esquinas vacías de su mente.
La que quiso morir de risa
                      y se estremeció al descubrir que de su corazón sólo podían salían lamentos.

La del corazón vacío.

                                                      La del corazón maldito.

Aquella de alma negra y alas quebradas.
El ángel que quise ser.

El ángel caído que soy.



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