domingo, 23 de octubre de 2011

El placer de poder equivocarme.


E inesperadamente,
como el roce del viento con mi piel
mi lápiz comenzó a buscar un lugar donde agonizar.
Un lugar donde labrar un pensamiento del que no soy consciente.
Buscando tus facciones perfectas.
Lineas carentes de sentido se encontraron,
dieron forma a mi deseo.
Mi mente, mi mano, lápiz y papel son testigos
de este latente dolor por tu ausencia.
Dibujé tu rostro tal y como lo recuerdo.
Sin ojos.
No quiero saber si ahora lloran,
o si en tus ojos se perfila la felicidad.
Sin boca. Carente de emoción alguna.
Es demasiado doloroso recordar tu sonrisa.
Me volvería a matar.
Me volvería a recordar a aquellos besos que juré que te robaría.
Permíteme verte un día más.
Permíteme el placer de poder equivocarme.

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