miércoles, 19 de octubre de 2011

La historia de mi vida.



Me embarqué en cientos de proyectos,
que resultaron fracasos.
Me ilusioné de vanas cosas e irreales.
Me enamoré de lo más carnal.
Me enamoré de la nada.
Amé a quién no me amaba.
Quise a quién me despreciaba.
Lloré al que reía mis facciones.
Me reí de aquellos que más necesitaban sonreír.
Pues soy, al fin y al cabo,
un mar de defectos.
Un mar de defectos que me aseguran una muerte lenta,
en algún recóndito lugar de mi soledad.
Mi mayor virtud: todos mis defectos.
Y soy por ello, una nube difusa de sueños.
Sueños que se quedaron por el camino.
Esperanzada por algo que siempre estuvo muerto.
Esperando algo que jamás me dijo que volvería.
Esperando algo que jamás se marchó.
Soy un eje suelto,
eje que une los hilos del despojo.
Soy una partícula más a la deriva.
Nada, no soy nada.
Nada, y en la nada moriré.
Pues de todos lo proyectos en los que me embarqué:
el fracaso esperando a la muerte,
será el único que termine.

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